Consejos para facilitar la digestión de forma natural

La vida ajetreada, el estrés, el trabajo, las pausas para comer a la carrera… Todas las pequeñas desviaciones y molestias de la vida cotidiana pueden afectar a tu digestión.

Como muy bien dice Giulia Enders en su libro «El discreto encanto del intestino», nuestro aparato digestivo es como un segundo cerebro. Por eso, cuando se abusa de ella, las repercusiones pueden verse con bastante rapidez en todo nuestro organismo.

Los granos, la hinchazón, el mal humor y el bajo estado de ánimo pueden estar relacionados con una mala digestión.

En este artículo, te presentamos algunos consejos para mejorar tu digestión.

La base de una buena digestión: ¡mantenerse bien hidratado!

Es esencial mantenerse bien hidratado, y beber mucho, a lo largo del día. Los profesionales de la salud recomiendan incluso beber al menos 1,5 litros de agua al día.

A menudo surge una pregunta cuando hablamos del consumo de agua: ¿beber agua con las comidas es bueno o malo? Cuando la gente dice que no se debe beber agua con las comidas, el argumento más utilizado es que beber agua con las comidas diluirá las enzimas digestivas y, por tanto, ralentizará la digestión.
En principio, no está mal. Beber agua aumentará la sensación de saciedad y, por tanto, saciará su hambre más rápidamente.
Pero el cuerpo es una máquina bien engrasada: nuestro aparato digestivo es capaz de regular la secreción de sus enzimas digestivas, en función de la riqueza de la comida, por ejemplo.
Así que no te preocupes: ¡beber agua durante la comida no tiene ningún efecto negativo sobre la digestión! Por el contrario, en algunos casos, beber agua con las comidas ayuda al organismo a descomponer los alimentos e incluso facilita la digestión.

Un último consejo: evita beber té justo después de comer. Los taninos del té pueden ralentizar la actividad de las enzimas digestivas y, por tanto, la digestión. Pero lo más importante es que estos taninos pueden reducir la absorción del hierro de los alimentos.

Dado que las mujeres suelen tener carencias de hierro, es mejor evitar privar a nuestro organismo del hierro que contienen los alimentos. Así que espera una hora antes de beber tu taza de té. Y si realmente no puedes esperar, elige el té blanco, que es el menos rico en taninos.

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Tómate tiempo para comer

Una buena comida debe comerse despacio. Aunque sea un bocadillo del grosor de una hoja A4 comprado en el tren o comido entre dos reuniones…

Nuestro cerebro necesita al menos 20 minutos para entender que estamos comiendo y, por tanto, para liberar las moléculas responsables de la sensación de saciedad, así como las enzimas que permiten una buena digestión. Así que recuerda masticar bien los alimentos. Aunque tu ración sea pequeña, no dudes en tomarte el tiempo

También puedes pasar al método del recuento: mastica el bocado al menos 20 veces. ¡Sí, es largo! Pero permite al cerebro asimilar la información, al tiempo que descompone los alimentos en partículas mucho más pequeñas, más fáciles de digerir por el estómago.

Por último, evita las pantallas durante las comidas. Entras en modo automático y no disfrutas lo suficiente de la comida. El resultado puede ser hinchazón o una menor sensación de saciedad. En lugar de eso, aprovecha el momento de la comida para conversar con la familia, los amigos o incluso para divagar sobre tus pensamientos.

«Por tu salud, ¡come y muévete!

Cuando uno se siente un poco hinchado o tiene problemas para digerir la comida de Reyes preparada por la abuela, lo único que quiere es desplomarse en el sofá y echarse una buena siesta.

Y, sin embargo, ¡ésta es la peor decisión que podemos tomar para hacer la digestión! Si nos tumbamos o permanecemos inactivos después de comer, corremos el riesgo de ejercer presión sobre el estómago y reducir así la eficacia de la digestión.

Así que, después de una comida copiosa o si tienes problemas digestivos, ponte las zapatillas y sal a dar un paseo digestivo. Incluso el simple hecho de dar un paseo activo durante unas decenas de minutos estimulará su cuerpo y sus músculos, incluidos los que intervienen en la actividad del aparato digestivo.

A diario, una pequeña dosis de deporte puede ayudarte a hacer mejor la digestión a largo plazo. Piensa en el yoga o la natación, por ejemplo, que reforzarán la zona abdominal para mantener mejor el aparato digestivo.

Ayuda natural: plantas para la digestión

Cuando nuestro cuerpo necesita un poco de ayuda, podemos encontrar una solución natural en nuestro entorno. Por ejemplo, prepara tu propia tisana para facilitar la digestión poniendo una raíz de jengibre y medio limón en un vaso grande de agua caliente. Las enzimas de estas plantas estimularán los jugos gástricos, acelerando la digestión.

La menta, en aceite esencial o en hojas, es también uno de los mejores aliados para la digestión. Unas hojas o 2 gotas sobre un terrón de azúcar en una taza de agua caliente ayudan al sistema digestivo a regularse y reducen así los problemas digestivos.

Verduras como el hinojo, el psilio o la alcachofa están reconocidas por la EFSA por su acción sobre la digestión. Lo mismo ocurre con otras plantas como el Aloe vera, o incluso especias como la cúrcuma o el jengibre. Todas estas fuentes naturales pueden ayudar a mejorar la digestión cuando nuestro estilo de vida no es suficiente.

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