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Esta pequeña alga de agua dulce suele confundirse erróneamente con su prima la espirulina. Aunque ambas son muy ricas en nutrientes, su composición es muy diferente. ¡Concéntrese en una superalga que merece ser conocida!
La chlorella apareció en la Tierra hace casi 2.000 millones de años y es un alga unicelular que vive generalmente en agua dulce, aunque algunas se desarrollan en agua salada. Su color verde oscuro se debe a su alto contenido en clorofila, un pigmento antioxidante responsable de muchos de sus beneficios para la salud.
Las clorelas tienen forma elipsoidal o globular y tienden a agruparse en racimos de células. Aunque existen unas veinte especies de chlorella, es la chlorella vulgaris la más interesante desde el punto de vista nutricional y sanitario.
Descubierta en 1890 por el biólogo holandés Beyerinck, fue cultivada por primera vez a escala experimental poco después. Rápidamente, la Chlorella suscitó un interés creciente en la comunidad científica, intrigada por su composición y su capacidad para multiplicarse rápidamente.
A lo largo del siglo XX, dos bioquímicos - Otto Heinrich Warburg en 1931 y Melvin Calvin en 1961 - la utilizaron con fines de investigación, y ambos recibieron el Premio Nobel por sus trabajos sobre la chlorella.
Tras la Segunda Guerra Mundial, los países industrializados pensaron que esta alga de composición excepcional podría servir para limitar el hambre en el mundo. El gobierno japonés la declaró de interés nacional.
En 1948, el Stanford Research Institute demostró que la chlorella podía cultivarse y cosecharse en grandes cantidades. Hoy en día, se cultiva de tres formas diferentes: en estanques abiertos, en reactores cerrados o en fotobiorreactores.
Sin embargo, hay que tener cuidado, ya que la chlorella, como todas las algas, tiene tendencia a impregnarse de sustancias presentes en su entorno directo, por lo que es importante elegirla con cuidado e informarse sobre su origen.
La chlorella tiene una densidad nutricional extremadamente elevada e interesante. Desecada y reducida a polvo, contiene :
Por último, la chlorella es la única planta conocida por contener el factor de crecimiento CGF, conocido por facilitar la regeneración y reconstrucción de los tejidos. Este factor de crecimiento es por tanto útil para favorecer la cicatrización y reforzar el sistema inmunitario.
Según dos estudios clínicos12, tomar 10 g de chlorella al día contribuiría a reducir la tensión arterial de los pacientes hipertensos. La chlorella también ayuda a reducir la aterosclerosis y a limitar los riesgos cardiovasculares.
La chlorella es un quelante, lo que significa que tiene la capacidad de capturar metales pesados (mercurio, plomo, arsénico, etc.) para que podamos eliminarlos de forma natural.
Un estudio japonés de 20073 realizado en mujeres embarazadas reveló que las pacientes suplementadas con chlorella durante su embarazo tenían menos toxinas en la leche materna que las que no recibieron suplementos.
Su excepcional contenido en clorofila -conocida por ser un potente antioxidante- hace de la chlorella un alimento muy interesante para luchar contra el estrés oxidativo y los daños causados por los radicales libres. Estos últimos son responsables del envejecimiento prematuro de las células, pero también de numerosas patologías relacionadas con la edad como los cánceres, las enfermedades degenerativas, el deterioro cognitivo, etc.
Por su increíble densidad nutricional, la chlorella está reconocida desde 2004 por la AFSSA (Agencia Francesa de Seguridad Sanitaria de los Alimentos), que la recomienda como complemento alimenticio.
Sus proteínas de buena calidad, lípidos, ácidos grasos esenciales, numerosas vitaminas y minerales, contribuyen a satisfacer las necesidades diarias de nuestro organismo y a compensar naturalmente cualquier carencia.
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En el marco de una cura de chlorella, las cantidades recomendadas se sitúan generalmente entre 2 y 5g al día. La chlorella puede encontrarse en forma de polvo seco o de comprimidos. Puede tomarse en dos o tres tomas, con un gran vaso de agua, idealmente antes de las comidas.
Si bien el consumo de chlorella es seguro durante un corto periodo de tiempo, no es necesariamente el caso de un consumo regular durante un periodo prolongado. Por ello, se recomienda tomar chlorella durante un máximo de 3 semanas, con descansos de al menos una semana entre cada toma.
Al principio del tratamiento, la chlorella puede provocar ligeras molestias digestivas en algunas personas (hinchazón, diarrea, etc.) que generalmente desaparecen al cabo de unos días de tratamiento.
La chlorella está contraindicada
Por último, deben tomarla con precaución las personas :
1. Merchant RE, Andre CA, Sica DA. Nutritional supplementation with Chlorella pyrenoidosa for mild to moderate hypertension. J Med Food. 2002 Fall;5(3):141-52. doi: 10.1089/10966200260398170. PMID: 12495586.
2. Merchant RE, Andre CA. A review of recent clinical trials of the nutritional supplement Chlorella pyrenoidosa in the treatment of fibromyalgia, hypertension, and ulcerative colitis. Altern Ther Health Med. 2001 May-Jun;7(3):79-91. PMID: 11347287.
Shiro Nakano, Hideo Takekoshi y Masuo Nakano. Chlorella (Chlorella pyrenoidosa) Supplementation Decreases Dioxin and Increases Immunoglobulin A Concentrations in Breast Milk. Journal of Medicinal Food.mar 2007.134-142.http://doi.org/10.1089/jmf.2006.023