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También conocida como Aloe de Barbados, esta planta con falso aire de cactus es tan apreciada por sus beneficios para la salud y la belleza como por sus cualidades ornamentales. He aquí un resumen de las numerosas virtudes del Aloe Vera...
Su nombre procede del griego antiguo Aloes, más tarde transformado en latín Aloe, y del latín verus que significa "verdadero". El Aloe Vera se encuentra en textos de Plinio el Viejo (Historia Natural) y del botánico Dioscórides, que datan de la Antigüedad, quienes explican que sus jugos ya se utilizaban en farmacia.
En Egipto, el Aloe Vera se menciona en el texto médico más antiguo (papiro de Ebers) como una de las plantas medicinales unos 1500 años antes de nuestra era. Se dice que Cleopatra utilizaba el Aloe Vera para mantener su legendaria belleza.
Los mayas llamaban al Aloe Vera la "fuente de la juventud".
En la India, el Aloe Vera no entró en la medicina ayurvédica hasta el siglo XII, donde se prescribía para aliviar las enfermedades del hígado y el bazo, la tos persistente y las enfermedades de la piel.
Fue el botánico Carl Von Linné quien la describió con precisión a principios del siglo XVIII y la clasificó como Hexandria Monogyna.
Esta planta suculenta tiene hojas perennes de color verde pálido (de las que se extrae el famoso gel), relativamente largas con un margen espinoso, y raíces poco profundas. Suele crecer en colonias en todas las regiones cálidas del mundo, especialmente en torno al Mediterráneo, el norte de África, las Islas Canarias y Cabo Verde.
El gel de aloe vera está actualmente muy de moda y se utiliza en muchos cosméticos y bebidas.
Esta planta está adaptada a las condiciones de vida extremas de los ambientes áridos y almacena agua en sus grandes hojas dentadas. El agua así retenida en la planta representa entre el 98 y el 99% de su peso, siendo el resto principalmente polisacáridos (azúcares). La hoja de Aloe Vera contiene no menos de 75 compuestos activos, entre ellos compuestos fenólicos (potentes antioxidantes), esteroles vegetales, vitaminas (C, B1, B2, B3 y B6), minerales (calcio, sodio, magnesio, fósforo, zinc, etc.), aloína (un derivado antracénico de la savia), aceites volátiles y saponinas.
En otras palabras, al Aloe Vera no le faltan principios activos, y estos le confieren sus numerosas y variadas virtudes.
El Aloe Vera es una de las plantas que pueden utilizarse tanto por vía interna como externa, las indicaciones son entonces diferentes.
El gel de aloe vera, extraído directamente de las hojas de la planta, es conocido por sus propiedades emolientes. Se utiliza en dermatología porque hidrata la piel y acelera la regeneración de las células cutáneas. Se recomienda especialmente para el tratamiento de dermatitis, psoriasis, piel agrietada, prurito, quemaduras superficiales y quemaduras solares.
Un estudio de 20071 demuestra que la aplicación externa de una crema de Aloe Vera es útil para curar quemaduras de primer y segundo grado.
También se utiliza en el tratamiento del herpes genital. Un estudio realizado en 19972 demostró que una crema que contenía un 0,5% de extracto de Aloe Vera era mucho más eficaz que un placebo para aliviar las lesiones herpéticas.
En cosmetología, es muy apreciado por sus propiedades hidratantes y antienvejecimiento. Los numerosos antioxidantes, vitaminas y minerales que contiene previenen activamente el envejecimiento de la piel.
También se utiliza como tratamiento capilar, para limpiar el cuero cabelludo, fortalecer el cabello y facilitar su desenredado.
Su efecto ligeramente analgésico lo hace eficaz para aliviar dolores musculares o articulares.
En fitoterapia se pueden utilizar dos elementos del Aloe Vera: el látex amarillo situado en la primera capa de las hojas y el gel de Aloe Vera -envasado en forma de zumo o cápsulas-.
El látex se utiliza casi exclusivamente por sus potentes propiedades laxantes.
El gel, en cambio, tiene propiedades hipoglucemiantes y reductoras del colesterol, por lo que disminuye los niveles de azúcar en sangre. Por tanto, es valioso en la prevención de trastornos cardiovasculares.
Las vitaminas y fenoles que contiene también le confieren una acción antioxidante, que lo hace eficaz en la lucha contra el envejecimiento prematuro.
Por último, el gel de aloe se recomienda para tratar la laringitis y los dolores de garganta, sobre todo para hacer gárgaras gracias a su efecto antiséptico.
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El Aloe Vera puede utilizarse externamente como gel, en cuyo caso puede extenderse una fina capa directamente sobre la piel y tantas veces como se desee.
También puede tomarse en forma de zumo, en cuyo caso se recomienda no superar los 50 ml de zumo puro al día.
El gel de aloe también puede tomarse en forma de cápsulas, con una dosis recomendada de 200 a 300 mg al día.
El látex es un potente laxante, que puede provocar problemas digestivos y calambres abdominales si se toma en exceso. No es adecuado para niños, mujeres embarazadas o personas con síndrome del intestino irritable, problemas cardíacos o renales.
Internamente, no se recomienda tomar gel y látex al mismo tiempo que tratamientos hipoglucemiantes, reductores del colesterol o laxantes, ya que los efectos pueden potenciarse.
En cosmética, es preferible elegir productos que no contengan aloína, y se aconseja evitar la exposición al sol inmediatamente después de la aplicación para evitar el riesgo de fotosensibilización.
1. Maenthaisong R, Chaiyakunapruk N, Niruntraporn S, Kongkaew C. The efficacy of aloe vera used for burn wound healing: a systematic review. Burns 2007;33:713-718.
2. Syed TA, al. Management of genital herpes in men with 0.5% Aloe vera extract in a hydrophilic cream: a placebo-controlled double-blind study. J. Dermatol Treat, 1997