Levadura de Arroz Rojo q10 Colesterol
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La coenzima Q10, también conocida como ubiquinona, es un antioxidante muy potente con una estructura química muy similar a la de la vitamina A. Está presente en todo el cuerpo y es necesario para la producción de energía en todas las células. Su presencia en la sangre disminuye con la edad y con ciertos tratamientos farmacológicos... ¡Pon atención a esta sustancia con importantes propiedades!
Fue en 1955 cuando un investigador de Liverpool, R.A. Morton, identificó esta sustancia en la grasa animal. Lo llamó ubiquinona. Dos años más tarde, otro investigador de Wisconsin, Frederick Crane, consiguió aislar en las mitocondrias de las células del corazón de vacuno un polvo anaranjado al que denominó CoenzimaQ10 por su estructura molecular. Después, el investigador británico Peter Mitchell descubrió su papel esencial en la producción de energía y recibió el Premio Nobel de Química en 1978. Esta CoQ10 es soluble en las grasas y es, con la vitamina E natural, el antioxidante más eficaz para las membranas celulares. Los análisis de sangre para la CoQ10 existen desde 1980 y pueden revelar deficiencias con consecuencias importantes. Sin embargo, hoy en día en Francia, la CoQ10 se considera un medicamento "huérfano", sin autorización de comercialización, y su prescripción debe hacerse caso por caso por el médico.
Las mejores fuentes de CoQ10 son la carne de vacuno (3mg/100g) y el pollo (1,6 mg/100g). Le siguen los pescados grasos, sobre todo el arenque marinado (2,7 mg/100g), la trucha asalmonada (1,05 mg/100g) y las sardinas (0,6 mg/100g). En cuanto a las plantas, los aceites son muy buenas fuentes de CoQ10, en particular el aceite de colza (10 mg/100 ml), el aceite de soja (13 mg/100 ml), así como las semillas oleaginosas como los cacahuetes (1,6 mg/60g), las semillas de sésamo (1,4 mg/60g) y los pistachos (1,2 mg/60g). Las frutas y verduras pueden complementar eficazmente la ingesta de CoQ10. Por ejemplo, 100 g de coliflor aportan 0,6 g de CoQ10, una naranja 0,3 g y un pequeño puñado de frambuesas 0,1 mg.
La CoQ10 interviene en la transformación de la energía suministrada por los alimentos en energía utilizable por las células del cuerpo humano. La CoQ10 es responsable de convertir hasta el 95% de las necesidades energéticas del organismo. Esta coenzima no puede ser sustituida por ninguna otra sustancia y es esencial para el cuerpo humano. Los órganos que más energía consumen son los que más CoQ10 necesitan, es decir, el corazón, los pulmones y el hígado. Existen varias indicaciones para la suplementación dietética con CoQ10.
El corazón es el órgano que más oxígeno y energía requiere, por lo que es lógico que la CoQ10 sea especialmente importante para su buen funcionamiento. Desde 1994, se han realizado estudios en pacientes con insuficiencia cardíaca para determinar la eficacia de la CoQ10. El más importante de estos estudios se extendió a lo largo de varios años (hasta 2005) y examinó el impacto de la CoQ10 en la capacidad del corazón para contraerse y expulsar la sangre de forma eficiente a otros órganos. Se demostró una mejora de la fracción de eyección en las personas tratadas con CoQ10, especialmente en las personas no tratadas por hipertensión. Otros ensayos clínicos demuestran la utilidad de la CoQ10 en ciertas cardiomiopatías. Por último, otros estudios de casos indican que la CoQ10 podría prevenir la recurrencia y el desarrollo de la aterosclerosis en personas que han sufrido un infarto de miocardio. En Japón e Israel, la CoQ10 es un medicamento de prescripción disponible para las personas que sufren de insuficiencia cardíaca crónica.
Los músculos son los mayores consumidores de energía, por lo que la CoQ10 es esencial para su actividad y rendimiento. Así, contribuiría a mejorar el rendimiento físico y la recuperación tras el ejercicio. Su poder antioxidante reduciría el daño celular causado por el entrenamiento intensivo.
Algunos fármacos utilizados en el tratamiento del cáncer tienen efectos adversos sobre el corazón, especialmente las antraciclinas. Los estudios clínicos preliminares han sugerido que la CoQ10 tomada diariamente puede tener efectos protectores contra estos efectos tóxicos.
Desde hace años, numerosas investigaciones sugieren que una deficiencia de Q10 podría favorecer la aparición de enfermedades degenerativas o relacionadas con la edad, como el Parkinson o el Alzheimer, la fibromialgia o incluso la diabetes. Sin embargo, fisiológicamente, la concentración de Q10 en el organismo disminuye a partir de los cuarenta años, lo que explica la disminución del rendimiento físico y cognitivo a partir de esa edad. Por tanto, la CoQ10, junto con otros antioxidantes eficaces (vitamina C, vitamina E, zinc, cobre, vitamina D), podría ayudar a retrasar el envejecimiento celular y reducir el riesgo de enfermedades relacionadas con la edad.
Dado que el organismo es capaz de sintetizar la CoQ10 en función de sus necesidades, no se considera un nutriente esencial y, por tanto, no tiene una ingesta diaria recomendada. Sin embargo, se estima que las necesidades diarias de Q10 son de unos 10 mg/día, lo que supone una proporción muy pequeña de las necesidades reales del organismo. Las dosis de complementos alimenticios de CoQ10 para sus diversas indicaciones varían entre 60 y 100 mg dos veces al día durante un periodo de 2 a 3 meses. Generalmente se presentan en forma de cápsulas aceitosas.
La CoQ10 es liposoluble, por lo que se absorbe mejor en presencia de grasa. Si se presenta en forma de comprimidos, es preferible tomarlos con una comida para mejorar su absorción. Los efectos secundarios son raros, pero ocurre que la CoQ10 tomada regularmente puede provocar náuseas, diarrea o pérdida de apetito. Cuidado, en caso de diabetes, la CoQ10 puede provocar una disminución de la necesidad de insulina que puede interferir con el tratamiento. Algunos anticoagulantes y betabloqueantes también pueden ver afectada su eficacia al tomar CoQ10. Recuerda informar de cualquier tratamiento antes de iniciar una suplementación. Por último, la CoQ10 no está recomendada para los niños ni para las mujeres embarazadas o en período de lactancia.
Un meta-análisis internacional muy reciente ha demostrado que la toma de ciertos complementos alimenticios podría mejorar la calidad del esperma al aumentar el número de espermatozoides. Un equipo de investigadores de España (URV), México (Universidad de Guadalajara) y Estados Unidos (Universidad de Utah) analizó los resultados de 28 estudios nutricionales con 2.900 participantes. Los resultados publicados en la revista Advances in Nutrition mostraron que la toma de Omega 3 y CoQ10 tenía un efecto beneficioso en el recuento de esperma. Además, una ingesta concomitante de selenio, zinc, omega 3 y CoQ10 se asocia a un aumento de la concentración de esperma. Estos primeros estudios permiten afirmar que la toma de estos complementos alimenticios aumentaría significativamente las posibilidades de concebir un hijo de forma natural.
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