Levadura de Arroz Rojo q10 Colesterol
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La alcachofa es un cardo domesticado y cultivado, que pertenece a la familia de las Asteráceas, al igual que el diente de león, la achicoria, la bardana, la manzanilla o el árnica. Originaria de la cuenca mediterránea, esta hortaliza de hoja verde es ante todo una planta medicinal con numerosas virtudes, utilizada anteriormente en la antigüedad por griegos y romanos. Descubramos las numerosas ventajas de esta hortaliza fuera de lo común...
Sus orígenes estarían en el norte de África, Egipto o Etiopía. Su nombre, que se le atribuyó durante el Renacimiento, procede del árabe "ardhi-chawki" a través del lombardo "articiocco". Fue Catalina de Médicis quien introdujo la alcachofa en Francia en 1533, marcando el inicio de su gran popularidad. Existen dos tipos de alcachofa según la forma del botón floral: cónica (violeta de Provenza o Venecia, Poivrade, Sara o Macao) o redonda (gros camus de Bretagne, gros vert de Laon, vert de Provence o espinosa). Su cultivo es bastante delicado, ya que necesita espacio suficiente para su pleno crecimiento, una buena fertilización, agua abundante, suavidad sin canícula y frescor sin heladas.
La alcachofa es una mina de compuestos fenólicos (narirutina, cinarina...) y antocianinas con un fuerte poder antioxidante. Las alcachofas también contienen similarina, de la que se dice que tiene un efecto en la prevención de ciertos tipos de cáncer, y vitamina C, la vitamina antioxidante por excelencia.
Este azúcar no digerible se comporta como una fibra prebiótica: no se absorbe en el intestino delgado, fermenta en el colon y alimenta las bifidobacterias beneficiosas para la salud y el sistema inmunitario.
Las alcachofas son una muy buena fuente de fibra soluble e insoluble, por lo que son un alimento perfecto para facilitar el tránsito intestinal y contribuir a la saciedad.
Magnesio, cobre, hierro y manganeso en cantidades significativas. La alcachofa es una de las verduras con mayor densidad mineral.
Son la cinarina y la luteolina que contiene las que confieren a la alcachofa sus propiedades coleréticas y depurativas. Estos dos elementos estimulan la secreción de bilis y facilitan la evacuación de la vesícula biliar. Sin embargo, es en fitoterapia y en fitoterapia donde estas propiedades depurativas son más eficaces, ya que la cinarina y la luteolina están presentes esencialmente en el tallo y en las partes duras de las hojas de la alcachofa, y en menor cantidad en el corazón.
La alcachofa facilita la eliminación renal y urinaria gracias a la inulina y al potasio que contiene. Es, por tanto, un perfecto aliado detox después de comidas ricas y/o acuosas. También se utiliza para mejorar los problemas de retención de líquidos.
Y es de nuevo la preciada inulina que contiene la responsable de estas dos acciones. Como la inulina es un azúcar que el organismo no digiere, permanece en el intestino, atrae el agua y facilita el tránsito. Y como todas las fibras, contribuye a una sensación de saciedad rápida y duradera. La alcachofa es, por tanto, una verdura adelgazante por excelencia. Así lo confirma un estudio húngaro que ofreció a un grupo de personas obesas un suplemento diario de zumo concentrado de alcachofa: su sensación de hambre disminuyó y su índice de masa corporal se redujo significativamente.
Se dice que la alcachofa silvestre aumenta la producción de óxido nítrico, que favorece la vasodilatación y limita la formación de placas de ateroma, ayudando a prevenir la aparición de enfermedades cardiovasculares. Además, la inulina que contienen las alcachofas tiene la capacidad de regular los lípidos sanguíneos (reduciendo el colesterol malo y aumentando el bueno) y de prevenir la aterosclerosis. ¡Los estudios realizados en ratones muestran incluso una reducción del 35% de las lesiones arteriales en caso de suplementación con inulina! Por último, las fibras solubles presentes en la alcachofa forman una red alrededor del plato de comida y limitan la absorción de grasas, azúcares y colesterol.
Aunque la alcachofa es una hortaliza no sólo inofensiva sino también excelente para la salud, su toma en forma de complementos alimenticios puede evitarse en algunos casos particulares.
Debido a su acción colerética, las personas propensas a padecer cálculos biliares, litiasis biliar u obstrucción de los conductos biliares deben consumirla con moderación y evitar los tratamientos. Las mujeres embarazadas y los niños pequeños deben evitar su consumo diario. Del mismo modo, en caso de hiperpotasemia, es preferible consumir la alcachofa con parsimonia. Por último, la inulina que contiene puede, en dosis elevadas, provocar problemas digestivos o incluso diarrea en personas con intestinos frágiles.
Estudios realizados en 2015 revelaron la acción hipoglucemiante del extracto de hoja de alcachofa. Son las fibras solubles que contiene las que, por una parte, estimulan las enzimas implicadas en la regulación de los niveles de azúcar en sangre y, por otra, ejercen una acción mecánica que limita la absorción de azúcares rápidos durante la digestión. Una ventaja más para la salud de esta hortaliza que tiene más de un as en la manga.
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