Levadura de Arroz Rojo q10 Colesterol
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Esta pequeña baya de color negro azulado y sabor ácido reserva muchas sorpresas. Tan pequeño como prometedor, el arándano tiene el potencial de ocupar un lugar en lo alto de la lista de superalimentos como la espirulina, tan interesante es su composición nutricional. Echemos un vistazo más de cerca al arándano...
Su nombre científico original es Vaccinum myrtillus, del latín Vaccinus que significa "vaca", porque al parecer al ganado le gustaban estas bayas. En botánica, los arándanos pertenecen a la familia de las Ericáceas, como los arándanos rojos, pero en la cocina, los arándanos rojos (de color azul-negro) se distinguen claramente de los rojos (de color rojo). Su uso terapéutico se remonta a la prehistoria y sus propiedades fueron descubiertas en la antigüedad por Discórides, un médico griego, que lo recomendaba como tratamiento para la diarrea. Después, los primeros exploradores se fijaron en estos arándanos silvestres durante sus expediciones y fue Samuel de Champlain quien observó a los amerindios recolectándolos en 1615. Los primeros colonos y los amerindios apreciaban estos frutos como ingrediente culinario, pero también como medicina. Para que conste, ¡los aviadores de la Royal Air Force consumían jalea de arándano a diario para aumentar su visión nocturna!
Ésta es la gran ventaja de esta pequeña baya que no parece gran cosa, y por eso está clasificada como la superfruta número uno. Según investigadores estadounidenses, el arándano contiene la friolera de 25 a 30 antioxidantes diferentes. Y es su bonito color azul, tendente al violeta-negro, el principal responsable de su alto contenido en antioxidantes, ya que se debe al pigmento azul oscuro llamado antocianina, que pertenece a los flavonoides, un potente antioxidante. El arándano también contiene quercetina, otro flavonoide del tipo de los flavonoles, así como catequinas (taninos) y biflavanos. Por último, el arándano contiene una cantidad moderada de vitamina C, cuyo efecto antioxidante se ve potenciado por las antocianinas.
El arándano es una fruta rica en agua y, por tanto, baja en azúcares y calorías, como la mayoría de las bayas. La mitad de sus azúcares son fructosa y un tercio glucosa. El resto es pentosa y sacarosa.
Esto se debe a la composición de los hidratos de carbono del arándano. En efecto, la fructosa tiene un índice glucémico muy bajo y representa la mitad de los azúcares del arándano. El índice glucémico de esta baya es por tanto de sólo 25, lo que la hace muy interesante para regular la glucemia e incluso prevenir la aparición de diabetes de tipo 2.
De la cual el 70% es fibra insoluble (principalmente celulosa) y el 30% es fibra soluble (principalmente pectina). Estas fibras contribuyen a que los arándanos sean más saciantes y muy eficaces para regular los tránsitos caprichosos.
Son los flavonoides y la vitamina A que contiene los que confieren al arándano su acción sobre la visión. Permitiría así luchar contra las enfermedades degenerativas del ojo (catarata) pero también tendría la capacidad de estimular la producción de "púrpura retiniana", responsable de una buena visión nocturna.
Una vez más, es gracias a su contenido en antioxidantes y más concretamente en antocianinas, que se le atribuye un efecto beneficioso sobre los vasos sanguíneos favoreciendo su constricción y limitando el fenómeno de la aterosclerosis. Un estudio realizado en ratones y publicado en el Journal of Nutrition de la Universidad de Arkansas demostró que los arándanos mejoraban las lesiones de las aortas.
Tradicionalmente, las hojas de arándano se han utilizado por su efecto reductor del azúcar en sangre. Pero un estudio publicado en el British Medical Journal por investigadores estadounidenses, británicos y singapurenses demostró que las personas que comían arándanos dos veces por semana reducían su riesgo de diabetes de tipo 2 en un 23%, en comparación con las que sólo los comían una vez al mes. Una vez más, son las antocianinas las que ralentizan la absorción de los hidratos de carbono de la comida, ayudadas por la fibra soluble, que contribuye a regular los niveles de azúcar en sangre.
Para beneficiarse de todas las virtudes terapéuticas y preventivas del arándano, puede consumirse de varias formas:
El arándano como fruta no es tóxico. Cuando se consume como complemento alimenticio y en cantidades excesivas, puede provocar problemas como trastornos intestinales o hipoglucemia. En caso de diabetes grave tratada con insulina o para las personas propensas a la hipoglucemia, es mejor evitar los complementos alimenticios a base de arándano. Atención, en caso de tratamiento anticoagulante, es probable que un complemento a base de arándanos aumente las hemorragias al potenciar el efecto fluidificante de los medicamentos.
Varios estudios recientes tienden a demostrar el efecto anticancerígeno del arándano. Esto se debe en gran parte a sus polifenoles antioxidantes, que inhiben experimentalmente la formación y la proliferación de células cancerosas. Los cánceres más afectados por el efecto protector del arándano serían la leucemia y el cáncer de colon, ¡y el arándano tendría incluso la capacidad de reducir los riesgos de metástasis en el caso del cáncer de mama!
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