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Si la calabaza es conocida sobre todo por su sabrosa pulpa, a menudo cocinada en sopa o gratinada, contiene otro tesoro nutricional: ¡sus semillas! Apreciadas por su sabor, sus cualidades nutritivas y sus propiedades medicinales, descubramos los múltiples beneficios de las semillas de calabaza...
Cuando hablamos de calabaza, nos referimos a una familia muy amplia de hortalizas llamadas cucurbitáceas. Entre las más conocidas, la calabaza, el calabacín, el butternut y muchas otras, ya que esta familia cuenta con casi 800 variedades diferentes.
Pero en Europa sólo se cultivan cuatro calabazas por sus semillas: la calabaza, el calabacín, la calabaza butternut y la calabaza siamesa.
La calabaza es originaria de América y su cultivo se remonta a hace unos 8.000 años, en México. Los pueblos amerindios (menominis y algonquinos) ya utilizaban las semillas de calabaza por su virtud diurética, mientras que los colonos norteamericanos las empleaban como vermífugo. Hasta los años treinta, la farmacopea estadounidense reconocía su uso contra los parásitos del aparato digestivo.
En Centroamérica y Alemania se utiliza para tratar enfermedades de las vías urinarias.
Desde los años setenta, se extrae de estas semillas un aceite de semillas de calabaza con múltiples cualidades medicinales, muy utilizado en fitoterapia.
Las semillas de calabaza pertenecen a la familia de las semillas y oleaginosas, un grupo de alimentos con una composición nutricional muy interesante. Como su nombre indica (oleaginosas proviene del latín oleum que significa "aceite"), estos alimentos son muy ricos en lípidos ya que de ellos se extrae el aceite. Estos aceites tienen siempre una composición nutricional muy buena.
Las semillas de calabaza tienen también un importante contenido en proteínas (casi un 30%), un contenido muy elevado en minerales (magnesio, hierro, fósforo, zinc, potasio, calcio) y vitamina A, un potente antioxidante.
Entre los principios activos que confieren a estas semillas sus virtudes terapéuticas, los fitoesteroles son sin duda los más interesantes, así como la cucurbitina, con un fuerte poder antihelmíntico.
Las semillas de calabaza tienen una reconocida acción diurética que las hace muy beneficiosas para el sistema urinario. Al aumentar la frecuencia y el volumen de la micción, combaten eficazmente las infecciones urinarias o pielonefritis y ayudan a tratar la incontinencia.
Una vez más, es su efecto diurético lo que hace que las semillas de calabaza sean eficaces en casos de hipertrofia benigna de próstata. Un estudio alemán realizado en 2000 demostró un alivio de cerca del 40% de los síntomas de la hipertrofia cuando se utilizaba extracto de semillas de calabaza.
La Organización Europea y la Organización Mundial de la Salud reconocen el uso medicinal de las semillas de calabaza para "aliviar los síntomas de la vejiga irritable (o vejiga hiperactiva) y los trastornos de la micción asociados a la hiperplasia benigna de próstata (HBP)".
Los fitoesteroles contenidos en gran cantidad en las semillas de calabaza tienen una estructura química muy similar a la del colesterol. En el intestino, los fitoesteroles se unen al colesterol, limitando así su absorción. Una dieta rica en fitoesteroles es, por tanto, una forma eficaz de reducir el colesterol y prevenir las enfermedades cardiovasculares.
Un estudio piloto realizado en 2011 en mujeres posmenopáusicas1 también mostró un efecto positivo de las semillas de calabaza en el nivel de colesterol bueno (HDL).
La excepcional concentración de minerales y oligoelementos de las pipas de calabaza las convierte en un excelente remineralizante, eficaz para combatir carencias. Su contenido en hierro las hace especialmente útiles en la lucha contra la anemia.
Gracias a su altísimo contenido en fibra, estas pequeñas semillas son un muy buen remedio contra el tránsito perezoso y el estreñimiento crónico.
Es la cucurbitina, un aminoácido presente de forma natural en las semillas de cucurbitáceas, lo que confiere a las semillas de calabaza su potentísimo poder antihelmíntico, siendo los helmintos gusanos parásitos.
Un estudio chino de 20122 demostró los efectos sinérgicos de las semillas de calabaza y el extracto de nuez de areca sobre las tenias.
También te encantarán estos ingredientes por sus propiedades beneficiosas para la salud urinaria y prostática:
Se recomienda consumir al menos 10 g de semillas de calabaza (una cucharada sopera) al día para obtener todos sus beneficios.
Las semillas deben triturarse gruesas o masticarse bien, pues de lo contrario podrían pasar al sistema digestivo sin digerir.
El aceite de semillas de calabaza tiene los mismos beneficios que las semillas enteras para el sistema urinario o el colesterol, pero carece de fibra y es menos rico en minerales, por lo que es menos eficaz para el tránsito y la remineralización. Una cucharada sopera al día es la dosis ideal.
Los extractos de semillas de calabaza también están disponibles en cápsulas. En general, se recomienda tomar de 4 a 6 cápsulas al día antes de las comidas.
Los extractos en polvo o en cápsulas no son recomendables para los niños pequeños.
No existen contraindicaciones para el consumo de semillas de calabaza y los únicos efectos secundarios que pueden observarse son trastornos digestivos debidos a su efecto laxante.
1. Friederich M, Theurer C, Schiebel-Schlosser G. [Prosta Fink Forte cápsulas en el tratamiento de la hiperplasia benigna de próstata. Estudio multicéntrico de vigilancia en 2245 pacientes] 2000 Ago;7(4):200-4.
2. Gossell-Williams M, Hyde C, Hunter T, Simms-Stewart D, Fletcher H, McGrowder D, Walters CA. (2011) Mejora del colesterol HDL en mujeres posmenopáusicas suplementadas con aceite de semillas de calabaza: estudio piloto.
3. T. Li, A. Ito, X. Chen et al, Utilidad de las semillas de calabaza combinadas con extracto de nuez de areca en el tratamiento comunitario de la teniasis humana en el noroeste de la provincia de Sichuan, China, Acta Tropica, vol. 124, no. 2, pp. 152-157, 2012.